Un día me di cuenta que ya no podía disfrutar de mi música favorita, películas y series preferidas, a mis mejores amigos y a mi familia. Ya no disfrutaba pasar tiempo jugando fútbol o haciendo bromas con mis amigos porque estaba atrapado en el “mañana”, estaba tan preocupado por lo que mañana tenía que lograr y alcanzar que trabajaba todos los días para alcanzar mis metas y sueños, sin parar, sin descansar y lo peor de todo: sin disfrutar el camino y las personas que iban junto a mi. Y muchas veces lo que el futuro nos hace sentir en el día de hoy es exactamente lo que nos detiene de llegar a el en el día de mañana, sentimientos como la frustración, preocupación y hasta la depresión son los que nos frenan y aprisionan en el Hoy, y si somos dominados por ellas lamentablemente destruirán el Mañana.
Seamos honestos, todos queremos ser alguien en la vida y lograr muchas cosas. Yo por ejemplo tengo 18 años, y tengo muchas metas y aspiraciones pero estoy consciente que si no me esfuerzo y trabajo por ello, jamás llegaré a alcanzar alguna de ellas. Pero por otro lado, si trabajo tanto que ni siquiera pueda festejar un cumpleaños de un amigo, estaré fallando en la vida, pues ¿para que quiero lograr mis objetivos? si cuando sea momento de celebrarlos este ocupado trabajando en la próxima meta y no disfrute la que acabo de cumplir. Y muchos de nosotros nos estamos trazando nuevas metas este 2019, desde un nuevo empleo hasta terminar la universidad.
Todo esto está bien y es bueno ser esforzado pero no es bueno dejar de disfrutar los frutos de tu trabajo por seguir trabajando más, ¿sino para quién trabajamos? ¿Para nuestro trabajo? o ¿para nosotros y nuestra familia? ¿Para qué quiero yo tener un nuevo empleo si no voy a disfrutar las ganancias con mi familia en el cine? ¿Para qué quiero terminar la universidad si no podré disfrutar mi juventud con mis amigos y luego cuando sea grande arrepentirme que perdí la mejor época de mi vida? No me tomes a mal, no digo que no trabajes y te esfuerces, lo que estoy tratando de decir es: disfruta tu trabajo, disfruta tu camino, disfruta a las personas que te rodean mientras llegas a la meta junto a ellos. Porque esto no es acerca de quién logra más, es acerca de disfrutar todo lo que hemos logrado con las personas que amamos.
Nuestras metas no solo son llegar a un lugar o lograr algo, sino ser mejores en nuestros roles de vida, un mejor papá, un mejor hijo, un mejor hermano. Y todo eso se hace atravez de disfrutar y compartir cada momento. Yo soy un mejor hijo cuando disfruto una conversación con mi papá, tú puedes ser un mejor padre llevando a tu hija a clases de ballet, tú puedes ser un mejor amigo saliendo al cine con tus amigos. Me fascina la época de navidad, porque nos recuerda que la vida no se trata de los regalos debajo del árbol, la vida se trata de las personas que están alrededor del árbol, esas que están a tu lado.
No olvides que Jesús vino a darnos vida, y vida en abundancia para disfrutarla, no para gastarla en preocupaciones del mañana y sentimientos de culpabilidad del pasado. Este momento que tu estas leyendo esto no regresará jamás, atesóralo y guárdalo en tu corazón, no leas aprisa, ya no lo volverás a leer otro día. Es lo mismo con tu vida, tiempo y familia, no pases el cumpleaños de tu hijo corriendo, no salgas con tus amigos por compromiso. Esos momentos jamás van a regresar y mucho menos a repetir, disfruta el hoy, disfruta el momento. Porque creo firmemente que la vida se construye a base de momentos, y si eres como yo que quiere construir un buen futuro, empieza con el momento del presente.
Por: Ludyn Júarez