Radio Actitud

En mi humilde opinión, hay pocos que entienden la profunda satisfacción que alcanzo al conocer una noticia antes que otras personas. Permítanme explicarme, soy periodista y no me avergüenzo.  Ya sé que muchos nos ven como chismosos, shutes o abusivos, pero en realidad somos mucho más que eso.

Hace tan solo unos seis o siete años no tenía ni idea que la profesión era tan completa hasta que me retaron a estudiarla en la universidad.  Tras unos cuatro años de tortura al autoestima y buenas historias contadas me gradué con aspiraciones.

Desde entonces soy amante de esos momentos cuando llego a la mesa del comedor y les comunico a mi familia una noticia de la cual ellos ni en cuenta. Me encanta ver los rostros de atención y asombro cuando les digo estadísticas o posibles repercusiones de un evento.

Todos somos periodistas

Espero no defraudarlos cuando les digo que no trabajo de eso, pero quería utilizar esta anécdota para explicarles que todos somos periodistas.

Verán, cuando nos presentaron la Verdad, la Palabra de Dios, el “quién es Jesús” nos convertimos en portadores de luz y buenas noticias. Como periodistas deberíamos ofrecer con objetividad y claridad ese mensaje a quien sea que se nos atraviese. Estar muy claros de nuestras convicciones y nuestra “agenda”.

Las noticias de este mundo tienen un tinte finito, mientras que lo que nosotros tenemos por contar brota y nunca se acaba. Siempre conoceremos a personas que necesitan enterarse. Siempre encontraremos situaciones que demandan nuestra manifestación.

Porque somos la voz para los que no tienen, somos portadores de palabras que soplan vida sobre huesos secos, somos periodistas de amor sin querer sonar cursi.

Hoy quiero retarlos a que encontremos nuestras palabras y el valor que requieren para salir. Que nos convirtamos en verdaderos portadores de buenas noticias y las entreguemos indiscriminadamente. Que a través de nuestros informes y devoción al trabajo podamos transformar la vida de muchos más. Si somos la luz, alumbremos.  Si somos la sal, démosle sabor.

Daniela Quintero